

En un movimiento que entrelaza aún más su futuro energético con Rusia, Turquía ha anunciado una inyección de 9 mil millones de dólares en nuevo financiamiento desde Moscú para la planta nuclear de Akkuyu. Esta planta marca la entrada de Turquía en la energía nuclear, construida por la empresa rusa Rosatom a lo largo de la costa mediterránea. El ministro de Energía Alparslan Bayraktar afirmó que el impulso financiero se activará predominantemente en 2026 y 2027, con $4-$5 mil millones que se esperan para el próximo año. La operación de la planta, tras previos retrasos, ahora está programada para comenzar en 2026. Este emprendimiento no es solo un desarrollo infraestructural, sino también un testimonio de los inseparables lazos energéticos entre Turquía y Rusia, incluso en medio de discusiones sobre diversificación y reducción de la dependencia de Moscú. El modelo único de construir-operar-gestionar de Akkuyu permite a Rosatom asumir la carga financiera, retener la propiedad y manejar las operaciones durante años, una estrategia que superó el anterior proyecto nuclear de Turquía en Sinop. Significativamente, este compromiso financiero llega mientras Turquía amplía sus aseveraciones de energía renovable, habiendo aumentado notablemente su capacidad renovable a aproximadamente 74 gigavatios, duplicando su producción solar en menos de tres años. Turquía informa que sus desarrollos eólicos y solares han ahorrado 15 mil millones de dólares en importaciones de gas natural desde 2022. Además, con el objetivo de un balance neto cero para 2053, Turquía está explorando grandes colaboraciones solares, incluida una iniciativa de 5 gigavatios con ACWA Power de Arabia Saudita. Sin embargo, la iniciativa nuclear, incluida la capacidad de Akkuyu para proporcionar alrededor del 10% de las necesidades eléctricas de Turquía, complementa las ambiciones energéticas de Turquía al disminuir las importaciones de gas y proporcionar una electricidad de base estable. También asegura una alianza a largo plazo con Rusia, que no tienen parangón en los emprendimientos renovables. Mientras Turquía insinúa potenciales desarrollos nucleares con Corea del Sur, China y Estados Unidos, solo Rusia ha hecho progresos concretos con plantas en construcción y un significativo desembolso financiero. Para Turquía, alinearse con Rusia equivale a obtener una ventaja estratégica: un marco energético diversificado que combina energía nuclear y gas rusos, fondos solares de Medio Oriente, integraciones de redes europeas y renovables domésticas emergentes. A pesar de las declaraciones públicas de diversidad, Turquía está consolidando estratégicamente su relación con Rusia.