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Con la bruma de una luna nueva brillando sobre la bahía de Kāneʻohe, Oʻahu, millones de diminutos orbes emergen de un arrecife y giran en la columna de agua. Estas esferas son racimos de huevos y espermatozoides de coral que responden a los ciclos lunares y a las señales químicas en el agua que les indican cuándo fertilizarse y dónde establecerse para su próxima fase de desarrollo. La posición del archipiélago hawaiano cerca del Parche de Basura del Pacífico significa que estos racimos a menudo comparten la columna de agua con microplásticos, diminutas y nefastas partículas que pueden interferir con estas señales químicas naturales. La mayor parte de la investigación previa sobre corales y microplásticos se ha centrado en los efectos sobre los corales adultos por la ingestión o absorción de partículas plásticas. Pocos estudios han abordado las etapas larvarias del desarrollo de los corales o el impacto del agua contaminada con residuos plásticos, conocidos como lixiviados. Los efectos del lixiviado sobre la reproducción de los corales son complejos, según la bióloga marina Keiko Wilkins, investigadora de la Universidad de Hawaiʻi en Mānoa. Su estudio más reciente, publicado en Frontiers in Marine Science, detalla cómo el lixiviado afecta dos fases diferentes de la reproducción de los corales. “Los efectos que estamos observando en la fertilización y los efectos que estamos observando en el asentamiento de las larvas son muy diferentes”, afirmó Wilkins. Los corales se reproducen sexualmente por una de dos vías: desove o cría interna. Las especies de coral que desovan liberan óvulos y espermatozoides en el agua para la fertilización externa, mientras que las especies que se reproducen por cría interna liberan larvas que ya han sido fecundadas internamente. El lixiviado plástico reduce negativamente las tasas de fertilización de ambos métodos, según investigaciones anteriores de Wilkins. Para el nuevo estudio, ella evaluó los efectos del lixiviado sobre una fase secundaria de la reproducción de los corales cuando las larvas se asientan en una superficie segura y comienzan a crecer. Esta es una etapa especialmente vulnerable para los arrecifes de coral porque si las larvas no logran asentarse con éxito, no pueden establecer y mantener la estructura del arrecife. Wilkins expuso a especies de coral que desovan y a especies que se reproducen por cría interna a soluciones de lixiviado de plásticos comúnmente encontrados en escombros en Hawaiʻi. En conjunto, la exposición al lixiviado redujo las tasas de asentamiento de larvas de ambos tipos de coral, pero el impacto fue más severo en las larvas de coral que desovan. El lixiviado de polietileno fue más nocivo para ambas especies que los lixiviados de nylon y de polipropileno. La magnitud de estos efectos difirió entre especies, químicos del lixiviado y el momento del estudio, factores que Wilkins dijo que deben explorarse en estudios futuros. Curiosamente, algunas larvas de coral que se reproducen por cría interna mostraron aumentos en las tasas de asentamiento al exponerse al lixiviado de polietileno de alta densidad. “Una de las cosas que encontramos en los plásticos son los llamados químicos disruptores endocrinos, lo que significa que confunden mucho al coral y confunden mucho a los óvulos y espermatozoides”, dijo el biólogo marino Bob Richmond, profesor de investigación y director del Laboratorio Marino Kewalo de la Universidad de Hawaiʻi en Mānoa. Las señales químicas del lixiviado podrían ser engañosas en múltiples direcciones, dijo Wilkins. Algunas pueden provocar una respuesta de estrés que desencadena un asentamiento prematuro. Otras pueden proporcionar señales que las larvas interpretan erróneamente como indicadores de condiciones favorables para el asentamiento. Se necesita más investigación para descubrir los componentes específicos de esas señales químicas, añadió. Comprender cómo el plástico afecta las etapas más tempranas de la vida de los corales es crucial para garantizar que los arrecifes tengan la capacidad no solo de endurecerse frente al estrés, sino también de reponerse mediante la reproducción sexual, afirmó Richmond. “La idea completa de la reproducción sexual es realmente intentar mantener la innovación genética allí porque nunca se sabe cuál será el próximo factor estresante”, comentó, reflexionando sobre sus 51 años de experiencia en investigación de corales. “Siempre que veo un arrecife dominado por corales grandes y viejos y sin reclutas de coral, sin crías jóvenes, eso es lo que realmente me preocupa más". Este estudio podría inspirar investigaciones similares sobre poblaciones de coral fuera de Hawaiʻi, afirmó la bióloga marina Allyson DeMerlis, investigadora postdoctoral de la Universidad de Miami en Florida, quien estudia las respuestas de los corales a estresores ambientales y que no participó en el nuevo estudio. “Creo que sabemos que los microplásticos son obviamente un problema para el medio ambiente, pero esto es como uno de esos estudios cruciales que muestran que también tienen influencia química, que simplemente estar en el agua puede provocar problemas para los corales a largo plazo”, dijo DeMerlis. “Así que fue una investigación realmente emocionante, pero también bastante preocupante". Los científicos reconocen que el aumento de la temperatura oceánica es la mayor amenaza única para los arrecifes de coral en todo el mundo. Pero argumentan que la contaminación plástica es un problema mundial creciente que presenta desafíos adicionales para los corales y merece más investigación. Cita: Wilkins, K. W., y Richmond, R. H. (2025). Amenazas invisibles: efectos negativos del lixiviado de microplásticos sobre el asentamiento de planulas de coral. Frontiers in Marine Science, 12, 1596594. https://doi.org/10.3389/fmars.2025.1596594 Kari Goodbar es una estudiante de posgrado en el programa de Maestría en Comunicación Científica (Science Communication M.S.) de la Universidad de California, Santa Cruz. Otras historias de Mongabay producidas por estudiantes de UCSC se pueden encontrar aquí.