En una decisión fundamental tomada en las últimas 48 horas, el presidente Joe Biden optó por retirarse de la carrera presidencial. Esta decisión, confirmada por un asesor principal de campaña, se produjo tras extensas consultas con familiares y asesores principales mientras se recuperaba del COVID-19. La contemplación de Biden sobre una salida comenzó el sábado por la noche y finalizó el domingo. Una fuente familiarizada con la situación reveló que el presidente estaba en estrecho contacto con sus asesores más cercanos, Mike Donilon y Steve Ricchetti, mientras analizaban los últimos datos de las encuestas y la dinámica del partido. Contrariamente a lo que se especula, la decisión de Biden no se debió a ningún problema médico. Un alto funcionario de la Casa Blanca aclaró a CNN que la salud del presidente no fue un factor en su retirada. Más bien, la elección de Biden se basó en una evaluación estratégica de la viabilidad de su campaña. Durante una reunión del sábado con sus asesores, Biden revisó los datos de las encuestas y los comentarios de altos funcionarios demócratas. Las ideas presentadas resaltaron una sombría realidad: un camino hacia la victoria era "básicamente inexistente". Aunque ni un solo número de encuesta ni un funcionario demócrata vacilante desencadenaron la decisión de Biden, la información agregada apuntaba a una trayectoria de campaña gravemente dañada. La disminución de las cifras de las encuestas nacionales y de los estados indecisos, junto con la probabilidad de una aceleración de las deserciones partidistas, subrayaron los desafíos que se avecinan. En última instancia, Biden determinó que permanecer en la carrera "lastraría" la candidatura demócrata y complicaría los esfuerzos para derrotar al expresidente Donald Trump. Esta conclusión se extrajo de un extenso análisis de datos y discusiones estratégicas, lo que ilustra una decisión pragmática de hacerse a un lado en el mejor interés del éxito del partido.