

Los astronautas muertos no pueden ser expulsados de la nave espacial, ya que su cuerpo se incineraría y podría chocar con satélites o transbordadores espaciales, causándoles graves daños. A esta conclusión llegaron investigadores del Instituto de Investigación Traslacional para la Salud Espacial de la Facultad de Medicina de Baylor en el estado estadounidense de Texas, y su respectiva investigación fue publicada en el portal Livescience. El Dr. Jimmy Wu, ingeniero jefe de dicho instituto, explicó que en el vacío, todo el líquido de la piel de una persona se evapora instantáneamente y el agua del cuerpo se congela, por lo que el cuerpo se endurece en el espacio y se asemeja a una momia. Además, la colisión de un satélite o una nave espacial con un astronauta muerto equivale a una colisión con un meteorito, lo que provocará averías. Además, el cadáver puede verse expuesto a la gravedad de cualquier planeta o constelación, tras lo cual se producirá la contaminación biológica del cuerpo celeste. Los expertos están seguros de que el astronauta muerto se convertirá gradualmente en polvo bajo la influencia de la radiación; pero esto llevará muchos años. Hasta ahora, nunca ha habido situaciones en la industria espacial en las que los astronautas tuvieran que “deshacerse” de un amigo muerto en el espacio. Sin embargo, la Estación Espacial Internacional cuenta con bolsas especiales que pueden contener a los fallecidos durante 72 horas para traerlos a la Tierra. El investigador mencionado señaló que se trata de vuelos de larga duración, por ejemplo, a Marte. Al mismo tiempo, no es posible dejar a una persona muerta en una nave espacial. De lo contrario, la tripulación podría infectarse debido al proceso de descomposición. La opción ideal, según el especialista, es quemar el cuerpo en la atmósfera terrestre. Pero si la nave espacial ya está en camino a planetas distantes, entonces habría que buscar otras opciones, y la ciencia aún no las ha encontrado.