

Los investigadores acaban de mapear y publicar los genomas de 51 especies animales, desde cocodrilos que se alimentan de peces conocidos como gaviales (Gavialis gangeticus) hasta feroces leopardos nubosos (Neofelis nebulosa). Estos planos genéticos podrían tener amplias implicaciones para los humanos, particularmente para comprender nuestra historia evolutiva, según un artículo publicado en la revista Nature Biotechnology, informó Live Science. El objetivo de los investigadores es secuenciar los genomas de al menos una especie en los 275 órdenes de vertebrados. "En cierto modo, estamos construyendo una máquina del tiempo evolutiva", dijo en un comunicado el coautor del estudio Michael Schatz, profesor de informática y biología en la Universidad Johns Hopkins. "Tener un mapa de los genes de nuestros primos evolutivos nos ayudará a comprendernos mejor a nosotros mismos". Todos los mamíferos comparten un ancestro común, que muchos científicos creen que es Morganucodon, una criatura diminuta parecida a una musaraña que vivió hace más de 200 millones de años, aunque algunos dicen lo contrario. En cualquier caso, este ancestro compartido significa que una gran parte de nuestra composición genética se parece a la de otros mamíferos, particularmente los chimpancés, que comparten hasta el 99% de nuestro ADN. Al comparar el ADN de humanos y otros animales, los investigadores pueden aprender cuándo y cómo los humanos se separaron de otras especies. Pero un solo genoma de vertebrado puede tener miles de millones de caracteres y los investigadores deben usar diferentes herramientas para dividir este material genético en pedazos antes de reconstruirlo en una imagen completa. Como resultado, el mapeo de los genomas ha sido históricamente un proceso minucioso: a partir de 1990, los investigadores tardaron 13 años en crear el primer modelo genético para humanos. Sin embargo, la tecnología de mapeo de ADN para diferentes especies ha avanzado rápidamente en las últimas décadas, y este nuevo proyecto marca un paso más, reduciendo el tiempo de secuenciación de años y meses a solo días. Para ello, el equipo utilizó investigaciones de dos proyectos: el Proyecto Genomas de Vertebrados y el Atlas Europeo del Genoma de Referencia. A partir de estos, desarrollaron algoritmos y software para ensamblar segmentos genéticos cortos en un mapa genético completo y, finalmente, probaron qué tan bien su flujo de trabajo reproducía el genoma completo de un pinzón cebra (Taeniopygia guttata), que se había publicado previamente.