

Durante décadas, los científicos han desarrollado métodos para estudiar los agujeros negros observando sus efectos sobre la materia circundante. Y ahora los científicos de la Universidad de Nottingham en el Reino Unido están proponiendo un enfoque fundamentalmente nuevo para el estudio de estos objetos celestes extremadamente importantes pero esquivos, informó New Scientist. Utilizando helio superfluido, que tiene una viscosidad 500 veces menor que el agua, los investigadores crearon un simulador cuántico colocando el helio en un tanque con una hélice giratoria en el fondo. Debido a su fricción extremadamente baja y su entorno similar a un vórtice, este helio comienza a exhibir "efectos cuánticos inusuales". Estos efectos han permitido a los científicos observar fenómenos similares a los agujeros negros, como el "modo ringdown" y los campos cósmicos que interactúan con los vórtices gravitacionales. "Si bien se han creado vórtices similares antes en sistemas físicos distintos del helio superfluido, su fuerza suele ser al menos un par de órdenes de magnitud más débil", dice Patrik Svancara, también de la Universidad de Nottingham y parte del equipo. Estos vórtices son difíciles de formar porque están formados por partículas diminutas llamadas cuantos. Cuando muchos de ellos se agrupan, tienden a volverse inestables, pero la configuración experimental aquí permitió a los investigadores combinar alrededor de 40.000 cuantos de rotación para formar lo que llaman un "vórtice cuántico gigante". Estos vórtices cuánticos hacen que el estudio de los agujeros negros sea mucho más factible, afirman los científicos.